Mi amiga Laura es la que mejor da la vuelta a la tortilla de todas las personas que conozco. Laura es una tipa genial capaz de compaginar dos trabajos, dos críos, una vida social y familiar de lo más activa y una alimentación sana. ¿Cómo lo hace? No lo sé. Siempre ha sido así. Yo nunca he sabido dar la vuelta a la tortilla ni compaginar tantas cosas. Yo veo a Laura dar la vuelta a la tortilla y me acuerdo de Bruce Lee y del agua: Be water, my friend. Pues eso: sé la tortilla.
Me acuerdo de Laura y de la tortilla mientras leo que, en la primera sesión conjunta en el parlamento después de la unificación alemana, el canciller Kohl habló de su deseo de que por delante quedaran "mil años" de felicidad y prosperidad para Alemania. Quien escribe advierte: esta es la misma frase que usó Hitler cuando hablaba del Reich de los mil años. Lo escribe Petra Kelly en un artículo titulado "La unificación alemana - una oportunidad perdida". La unificación alemana, la transición, la apertura de Cuba a EEUU, la conversión del sistema capitalista en algo que tenga sentido. Hace falta mucho arte para tanta tortilla. Y es que, en el momento de darle la vuelta, te lo juegas todo.
De donde yo vengo, se está intentando dar la vuelta a la tortilla con cosas como ésta. Por mucho que esté de acuerdo con el 80% de lo que diga un informe del comité de historiadores encargados de fijar lo que ha pasado en los últimos 40 años en el País Vasco, esta iniciativa me parece un error. Porque para dar la vuelta a la tortilla de verdad hay que tener primero un plato bien grande, pero sobre todo hay que saber esperar y no andar con prisas.
Termino con el epígrafe que elige Kelly para su artículo:
"Our only hope will lie in the frail web of understanding of one person for the pain
of another." John Dos Passos
Petra Kelly