lunes, 22 de junio de 2015

26

Una vez di un pequeño beso bajo un mango. Me dijo: haz exactamente lo mismo otra vez. Le besé. Me dijo: no, ya se perdió. 
Aquí, Vila-Matas habla del momento de revelación de Beckett, el instante, supuestamente acompañado de una tormenta, en el que vio cómo debía ser su escritura, "un pensamiento que no está registrado en ningún lugar y que se perdió en el tiempo". 
Del otro lado, en la orilla del lector, también existen momentos de gloria epifánica. Una lee una novela, recorre páginas, se despista a veces, lee párrafos inmersa en la trama, se deleita con sonidos e imágenes, y de pronto llega a una frase con la que prácticamente levita de emoción que se hincha en los pulmones y no cabe dentro y... corre a subrayarla con un lápiz. Al cabo de los días, la vuelve a leer y será bella, será iluminadora, será lo que sea, pero no será lo mismo. 
Hace poco subrayé una frase de esta novela. Por si acaso, me la guardaré para una noche de tormenta, debajo de un mango.