lunes, 27 de abril de 2015

21

Yo no dormí en la calle durante el 15M, aunque sí anduve por ahí. De hecho, creo que, aparte de ir de camping y montar una tienda en medio de la campiña inglesa (qué susto nos dio aquel burro mañanero), dormir no he dormido en la calle. Pero no veo por qué debería estar prohibido.
Conozco a uno que siempre quería dormir al raso. Porque se duerme mejor, decía. Una vez estuve en un pueblo en el que hacía tanto calor que la gente subía a las azoteas y dormía bajo las estrellas, o en el balcón, más recogiditos. Yo el primer día me negué. Dormir sin nada entre el cielo y tú es como nadar mar adentro. Para quien no está acostumbrado, es difícil asumir tal libertad (y tal abismo). Además, si dormía en la azotea y venía un bicho, corría el riesgo de morir cayendo al vacío tras salir despavorida. Y si dormía en el balcón, los demás corrían el riesgo de morir pisoteados por el mismo motivo. 
Así que me quedé dentro. A las tres de la mañana lloraba desesperada porque claramente mi cuerpo no podía aguantar aquel calor y me estaba muriendo mientras el resto dormía a pierna suelta. Desperté al que roncaba a mi lado, enfadada porque no le importaba que me estuviera muriendo allí mismo, mientras él dormía tan tranquilo. Al día siguiente me trajeron un ventilador. Aquel ventilador no se había usado desde la segunda guerra mundial, por lo menos. Tenía unos cables deshilachados que había que introducir en el enchufe. Cuando vi aquello le miré y dije: esta noche duermo en el balcón. En mi vida he dormido mejor. 
Por eso, y porque, Espe, la gente no tiene donde dormir y espero que nunca tengas que dormir en un albergue social... no prohíbas dormir en la calle, que bastante tiene la gente con lo suyo como para encima tener que aguantar tu jeta.


Prohibido dormir.